El experimento fue el siguiente:
Dove le pidió a siete mujeres que se sentaran en un sillón y describieran los rasgos de su cara, mientras Gil Zamora, un artista del FBI, las retrataba. Gil no estaba autorizado a verlas, ni siquiera al finalizar su dibujo.
Después se le pidió a otras personas que describieran a las mismas siete mujeres.
Al final se comparó el dibujo con la descripción de las participantes, y el de los extraños que tuvieron un breve contacto con ellas.
El resultado fue sorprendente. Mientras que las mujeres se veían a si mismas como arrugadas, viejas y sin luz, los demás las describieron como todo lo contrario.
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